Wednesday, April 26, 2006

Dormí y soñé, desperté y vi

Dormí y soñé que vivía en un país donde la gente era totalmente amable, se saludaban entre ellos aunque no se conocieran, una sonrisa bastaba para desearle feliz día a todos. Se peleaban, pero solo para ver quien ayudaba a levantar los víveres de la señora que se había tropezado, o para ver quien ayudaba al señor no vidente a cruzar la calle; donde los carros al verlo habían frenado para darle su tiempo al señor, nadie sin apurarse ni desesperarse. En todo lugar al que llegara uno, lo atendían con amabilidad. Todos los ciudadanos eran buenos vecinos, le desean bien a su prójimo, ayudaban con su comunidad. Los políticos desean el bien de su país; si un carro dejaba de funcionar en media calle, la gente lo entendía, lo comprendía, nadie le gritaba a nadie sin tener una razón. Las personas tenian voluntad para todo, si los cambios que hacían los políticos no les gustaba trataban de entender o por lo menos le daban el beneficio de la duda, les daban la oportunidad de demostrar que lo nuevo era bueno para el país. Un país donde salir a caminar en la noche no era nada extraño cuando el clima se prestaba para eso, había respeto, sinceridad. No era un país perfecto, pues lo perfecto no existe y este país si existía, tenía sus problemas, pero estos eran fáciles de resolver gracias a la buena voluntad, paciencia y disponibilidad de todos. Pero un día llovió, llovió tan fuerte, hubo una tormenta eléctrica, cayó un rayo, y a causa de ese rayo...

Desperté y vi que vivía en un país donde la violencia está a la orden del día, las matanzas a quienes fuera ya son casi algo diario, los sicarios tienen su "oficina" a vista plena de quien pasea por la ciudad. Cualquier persona tiene el derecho de quitarle (o mandar a quitarle) la vida a quien quiera. Nadie respeta las leyes, ni los semáforos, mucho menos esperar que alguna persona termine de cruzar la calle. La mejor opción del taxi es ayudar a la señora a guardar sus víveres en la cajuela e irse, con los víveres y sin la señora. Gritar en la calle es normal, amenazar de muerte a quien se le atraviese no es de asustarse, la gente siente miedo de salir a la calle, para ir al centro hay que disfrazarse de como quien no tiene nada que pueda ser robado. La gente no respeta los bienes ajenos, no hay respeto (punto). Si alguien grita blanco! todos gritan negro! y se alzan en huelga. Las universidades públicas (la universidad o los profesores?) instan a sus alumnos y alumnas a faltar a clase para ir a las huelgas. Muchos de estos huelguistas ni saben de que se trata el asunto, solo que faltaron a clase, que consiguieron una birra y un almuerzo gratis; la gran mayoría de este grupo ya ni siquiera por su país pelea. Su comunidad no les importa, sus vecinos menos, ah! pero si exigen que todo esté perfecto (pero si no existe lo perfecto). La gente no sufre de vergüenza de decir que simplemente no tiene la voluntad de ayudar a otros, sufren de celos profesionales y a veces de resentimiento social (creado por ellos mismos) y cuando estas dos se juntan es mejor salir corriendo. No tienen ganas de superarse, para que?; el país no les importa, por eso lo ensucian, le roban, lo pintan, lo maltratan; pero si es hecho por ellos está bien, si es alguien más que hace esto, digamos un político, entonces ahí si está mal (no será que están mal los dos?). Mentir, matar, odiar, gritar, dañar, robar, ... Pero un día llovió, llovió tan fuerte, hubo una tormenta eléctrica, cayó un rayo, y a causa de ese rayo..

Seguí despierta y vi , vi que era la realidad.

Wednesday, April 12, 2006

Uno de los "Día D" en Tiquicia

Érase Viernes 7 de Abril, un poco pasadas las 2 de la tarde cuando de repente "devorando kilómetros sobre la capa asfáltica" sonó en la radio mientras el scan recorría las transmisoras sin encontrar algo que llamase la atención de mis oídos. En ese momento los cables en mi cabeza hicieron el click Claro! Ya entendí! Entendí el porque me había tardado casi 40 minutos en recorrer el mismo camino que diariamente me ocupa un cuarto de hora; entendí porque el calor ese día me parecía más insoportable que nunca; entendí porque las calles parecían desbordarse debido a la cantidad de carros; entendí porque la gente peleaba los campos en el parqueo; entendí porque parecía que todos corrían. La razón es muy sencilla: ese viernes fue el día antes de Semana Santa y no de una Semana Santa cualquiera, de una Semana Santa más larga de lo común, más larga que en cualquier otra parte del mundo.

No sé si en los demás países del globo terraqueo, donde se celebre estos días santos, ocurre lo mismo que aquí; pero aquí en Tiquicia si pasa así y no solo este año sino que todos los años. Es como si fuera a llegar el fin del mundo o algo parecido, donde tienen que correr por suministros para sobrevivir y cosas que dejaron para el final. Ese día me acordé con mucha gracia la teoría de mi amiga Karina sobre lo que pasaba en las calles de Monterrey a cierta hora. La teoría decía que tenían a un montón de gente desesperada con sus carros encerrada en jaulas y que por ahí de la famosa hora pico los ponían en un extremo de la ciudad y los soltaban para que atravesaran esas tierras norteñas, creando así el caos total en las calles.

Fue este último recuerdo que me trajo una sonrisa y el cual hizo que el tiempo se me pasara más leve hasta poder llegar a mi destino final. También tengo que darles crédito al papel y lápiz que de pura casualidad andaba en el carro y con los cuales comenzé a escribir este post.

PS: Por aquello de las curiosidades, el otro "Día D" será hasta el 24 de diciembre.

Sunday, April 02, 2006

Last Week

Movies: Batman Begins (I like it)
The Proof (This is why I am not into mathematics)
Walk the Line (I am now #1 fan of Johnny Cash and in love with Joaquin Phoenix)

Health: the doctor says I am fine.

Books: Memorias de Cleopatra II (still reading)

Games: Domino Double Fifteen (twice this week)

Gym: Once

Diet: None