Thursday, September 14, 2006
Sunday, September 10, 2006
Cuando solo era un miedo...
Cuando niña me daba miedo subirme en uno de esos.
¿Se irá a caer? No, no se cae.
Pero se mueve! No se cae.
¿Porqué va tan rápido? Para coger impulso.
Ahí está el edificio, vamos cerca! No, tranquila, no chocamos contra el edificio.
¿Qué suena? El tren de aterrizaje.
¿Qué fue eso? Ya tocamos tierra.
No va a frenar. Ya frenó.
Al llegar a la ciudad me impresionaba su inmensidad, la horizontal pero en especial la vertical.
¿Los museos? Qué aburrido.
¿Los teatros? ¿Los musicales? Hmmm.
¿Los edificios? Sí, subamos! Pero me da miedo. No pasa nada.
Qué impresionantes! Me mareo si veo hacia arriba. Subamos!
Me acuerdo de aquel lobby, y la entrada al ascensor.
¿Cuánta gente cabe en el ascensor? Mucha! Es enorme.
Me acuerdo entrar por una puerta y ver hacia el lado opuesto, porque por ahí ibamos a salir. Mientras se llenaba de gente, me entretenía leyendo la palabra BIENVENIDO en los costados del ascensor, en inglés y en español, en italiano y en francés, en alemán y en ruso, en árabe y en portugués, en chino y en japonés, repetirlos tal cual los leía y sentir que ya había aprendido un montón de idiomas nuevos.
Y cuando menos me lo esperaba, un movimiento, un sonido.
Me sentía en las fábulas, como si el estómago me llegara al techo.
110 pisos en cuestión de segundos.
Ya arriba, los ventanales.
Acerquémonos a los ventanales. No, me da miedo.
Le tengo miedo a las alturas.
Se mueve! El edificio se mueve! Es normal.
No es normal, cuando un edificio se mueve es porque se va a caer.
¿Y si tiembla? Aquí no tiembla.
Se mueve por el viento. Vamos a las ventanas. Ahí nos sentamos.
Allá NJ, aquí NY, más allá CT.
¿ Y esos puntos? Los carros. WOW!
Vamos más arriba, a la azotea.
¿Pero y si nos caemos? No pasa nada, hay barandas.
Dos pisos más en escaleras eléctricas.
La azotea, al aire libre. Casi tocando las nubes, alcanzando el cielo. Lo más arriba que he estado.
No puedo abrir los ojos por el viento.
Siento salir volando.
No pasa nada.
Al pasar los años, cuando por fin entendí porque se movían, que era normal, que no se iban a caer, cuando ya podía dominar más mi miedo... dos de aquellos chocharon contra dos de estos.
¿Pero porqué?
porque la jihad
porque allah
porque el oro negro
porque el odio a occidente
porque la envidia a oriente
porque las libertades
porque los musulmanes
porque los gringos
porque osama bin laden
porque el terrorismo
porque afghanistán
porque los talibanes
porque irak
porque saddam hussein
porque las armas biológicas
porque el vicepresidente no aparecía
porque BUSH
porque HABÍA RESCECIÓN ECONÓMICA
porque LA GUERRA ES LA MADRE DE LA ECONOMÍA
porque EL PETRÓLEO
porque IN GOD WE TRUST...
¿Se irá a caer? No, no se cae.
Pero se mueve! No se cae.
¿Porqué va tan rápido? Para coger impulso.
Ahí está el edificio, vamos cerca! No, tranquila, no chocamos contra el edificio.
¿Qué suena? El tren de aterrizaje.
¿Qué fue eso? Ya tocamos tierra.
No va a frenar. Ya frenó.
Al llegar a la ciudad me impresionaba su inmensidad, la horizontal pero en especial la vertical.
¿Los museos? Qué aburrido.
¿Los teatros? ¿Los musicales? Hmmm.
¿Los edificios? Sí, subamos! Pero me da miedo. No pasa nada.
Qué impresionantes! Me mareo si veo hacia arriba. Subamos!
Me acuerdo de aquel lobby, y la entrada al ascensor.
¿Cuánta gente cabe en el ascensor? Mucha! Es enorme.
Me acuerdo entrar por una puerta y ver hacia el lado opuesto, porque por ahí ibamos a salir. Mientras se llenaba de gente, me entretenía leyendo la palabra BIENVENIDO en los costados del ascensor, en inglés y en español, en italiano y en francés, en alemán y en ruso, en árabe y en portugués, en chino y en japonés, repetirlos tal cual los leía y sentir que ya había aprendido un montón de idiomas nuevos.
Y cuando menos me lo esperaba, un movimiento, un sonido.
Me sentía en las fábulas, como si el estómago me llegara al techo.
110 pisos en cuestión de segundos.
Ya arriba, los ventanales.
Acerquémonos a los ventanales. No, me da miedo.
Le tengo miedo a las alturas.
Se mueve! El edificio se mueve! Es normal.
No es normal, cuando un edificio se mueve es porque se va a caer.
¿Y si tiembla? Aquí no tiembla.
Se mueve por el viento. Vamos a las ventanas. Ahí nos sentamos.
Allá NJ, aquí NY, más allá CT.
¿ Y esos puntos? Los carros. WOW!
Vamos más arriba, a la azotea.
¿Pero y si nos caemos? No pasa nada, hay barandas.
Dos pisos más en escaleras eléctricas.
La azotea, al aire libre. Casi tocando las nubes, alcanzando el cielo. Lo más arriba que he estado.
No puedo abrir los ojos por el viento.
Siento salir volando.
No pasa nada.
Al pasar los años, cuando por fin entendí porque se movían, que era normal, que no se iban a caer, cuando ya podía dominar más mi miedo... dos de aquellos chocharon contra dos de estos.
¿Pero porqué?
porque la jihad
porque allah
porque el oro negro
porque el odio a occidente
porque la envidia a oriente
porque las libertades
porque los musulmanes
porque los gringos
porque osama bin laden
porque el terrorismo
porque afghanistán
porque los talibanes
porque irak
porque saddam hussein
porque las armas biológicas
porque el vicepresidente no aparecía
porque BUSH
porque HABÍA RESCECIÓN ECONÓMICA
porque LA GUERRA ES LA MADRE DE LA ECONOMÍA
porque EL PETRÓLEO
porque IN GOD WE TRUST...
Thursday, September 07, 2006
El Orfebre vs el Italiano (Parte II)
Segismundo (orfebre por convicción)
El Italiano (bastante pasado de agrio, de esos que son capaces de limpiar las
El Italiano (bastante pasado de agrio, de esos que son capaces de limpiar las
fosas nasales de todos a 2 metros a la redonda)
Wachiman (se puede decir que verdadero dueño y señor de la calle, o por lo menos es lo que él cree)
La del Mercedes (señora en un Mercedes Benz negro, recién sacado de la agencia, tanto que la placa provisional todavía se luce en el parabrisas)
La del Sedan (muchacha en un carro Sedan)
El Tráfico
Los de la Grúa
Wachiman (se puede decir que verdadero dueño y señor de la calle, o por lo menos es lo que él cree)
La del Mercedes (señora en un Mercedes Benz negro, recién sacado de la agencia, tanto que la placa provisional todavía se luce en el parabrisas)
La del Sedan (muchacha en un carro Sedan)
El Tráfico
Los de la Grúa
ACTO SEGUNDO
(Barrio La California, en la provincia de San José, exactamente al doblar la esquina de la Pizza Hut, ahí cerquita de la embajada de Nicaragua. Las 9 de la mañana, un día cualquiera de una semana cualquiera. El cielo despejado sobre la ciudad, aunque se logran ver las nubes que la llenaran de agua en horas de la tarde. El sol calienta, el día promete. )
(Llega Segismundo a la oficina, con su cartera en un hombro y en el otro la computadora, en la mano una bolsa blanca con tuppers llenos. Parquea en el mismo lugar que la última vez, una porque no hay más campo adelante y otra, claro está, para punzar el ego de El Italiano, al bajarse del carro nota que El Italiano se encuentra en la entrada de su casa, con café en mano,y luciendo su cara de superioridad. El Italiano vuelve a ver a Segismundo hacia abajo, no solo porque físicamente se encuentro en un nivel más alto, esto debido a la geografía del barrio, si no porque sigue teniendo su ego inflado. Segismundo no pierde el tiempo volviendolo a ver, simplemente no se inmunta, pues miedo no le tiene. Saca sus cosas del carro y entra a la oficina como cualquier otro día normal).
(Aparece en la escena la Señora del Mercedes, seguida muy de cerca por la Señorita del Sedán, en que momento, nadie se da cuenta la Señorita del Sedán choca por detrás a la Señora del Mercedes. El lugar del choque es justo al frente de la casa de El Italiano, pero en media calle. Como es de esperarse por el choque, llaman a El Tráfico, entre otros).
(El Italiano piensa que el choque entre la Señorita del Sedán y la Señora del Mercedes le ha llegado como caído del cielo, piensa que ahora que llegó El Tráfico le iba a sacar provecho. Segismundo observa con detenimiento el desarrollo de los actos desde la ventana del segundo piso. En un momento dado El Italiano se acerca a El Tráfico y le cuenta su "problema" de que los vecinos se le parquean al frente. Le pide que haga algo para removerlos, El Tráfico le contesta que claro, que va a llamar a Los de la Grúa, pero que eso sí El Italiano tiene que cubrir todos esos gastos, no solo pagarle a Los de la Grúa, sino que también todo el papeleo y demás gastos burocráticos. El Italiano se asusta y le agarra dolor de codo.)
(Llegan Los de la Grúa, esperan, El Italiano se esconde en su casa, Los de la Grúa se van, El Wachiman se acerca a los vecinos con gran sabiduría).
EL WACHIMAN: El Italiano mamó!
(Llega Segismundo a la oficina, con su cartera en un hombro y en el otro la computadora, en la mano una bolsa blanca con tuppers llenos. Parquea en el mismo lugar que la última vez, una porque no hay más campo adelante y otra, claro está, para punzar el ego de El Italiano, al bajarse del carro nota que El Italiano se encuentra en la entrada de su casa, con café en mano,y luciendo su cara de superioridad. El Italiano vuelve a ver a Segismundo hacia abajo, no solo porque físicamente se encuentro en un nivel más alto, esto debido a la geografía del barrio, si no porque sigue teniendo su ego inflado. Segismundo no pierde el tiempo volviendolo a ver, simplemente no se inmunta, pues miedo no le tiene. Saca sus cosas del carro y entra a la oficina como cualquier otro día normal).
(Aparece en la escena la Señora del Mercedes, seguida muy de cerca por la Señorita del Sedán, en que momento, nadie se da cuenta la Señorita del Sedán choca por detrás a la Señora del Mercedes. El lugar del choque es justo al frente de la casa de El Italiano, pero en media calle. Como es de esperarse por el choque, llaman a El Tráfico, entre otros).
(El Italiano piensa que el choque entre la Señorita del Sedán y la Señora del Mercedes le ha llegado como caído del cielo, piensa que ahora que llegó El Tráfico le iba a sacar provecho. Segismundo observa con detenimiento el desarrollo de los actos desde la ventana del segundo piso. En un momento dado El Italiano se acerca a El Tráfico y le cuenta su "problema" de que los vecinos se le parquean al frente. Le pide que haga algo para removerlos, El Tráfico le contesta que claro, que va a llamar a Los de la Grúa, pero que eso sí El Italiano tiene que cubrir todos esos gastos, no solo pagarle a Los de la Grúa, sino que también todo el papeleo y demás gastos burocráticos. El Italiano se asusta y le agarra dolor de codo.)
(Llegan Los de la Grúa, esperan, El Italiano se esconde en su casa, Los de la Grúa se van, El Wachiman se acerca a los vecinos con gran sabiduría).
EL WACHIMAN: El Italiano mamó!
TELÓN
Subscribe to:
Posts (Atom)